IMITADORES DE CRISTO

"Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo" (1 Corintios 11:1). Con estas palabras el apóstol Pablo está invitando a quien lea sus escritos, a ser imitadores de Cristo por medio del ejemplo que veían en él. En el mundo podemos encontrar dos clases de maestros. Los que enseñan teóricamente las cosas y los que enseñan con el ejemplo. Cristo pertenece a la clase de maestros que enseñan con el ejemplo: "Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas" ( Mateo 11:29). El apóstol Pablo y algunos de los primeros cristianos eran de los que enseñaban con el ejemplo: "Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros" (Filipenses 3:17). Por otra parte, los escribas y fariseos pertenecen a la otra clase de maestros y líderes, es decir, a la clase que dice pero no hace, por lo que ellos no podrían decir como Cristo y Pablo: "aprended de mí," o "sed imitadores de mí." "En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen" (Mateo 23:2-3). Esta clase de maestros y líderes, suelen tener la apariencia de ser muy religiosos, muy estrictos, y muy celosos, pero esto con respecto de las demás personas: "Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas" (Mateo 23:4). En el mundo se necesitan líderes y maestros que prediquen con el ejemplo, no con palabras elocuentes o de humana sabiduría. El apóstol Pablo le manda a Timoteo: "Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza" (1 Timoteo 4:12).

Cristo es la fuente primaria del ejemplo que cada cristiano debe buscar para imitarlo. "Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis" (Juan 13:15). Debemos aprender a imitar a Cristo. Cristo nos muestra el camino para cumplir con toda justicia delante de Dios. Debemos aprender a mirar hacia Cristo cuando se presenta algún dilema y no sabemos qué hacer.
En seguida quiero revisar, junto con usted, algunos de los preceptos establecidos por Cristo como necesarios para poder entrar en el reino de los cielos, o para poder ser su discípulo, o para entrar en la vida eterna, donde Cristo es el ejemplo a seguir.
Confesión: "A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos" (Mateo 10:32). Cristo requiere ser confesado delante de los hombres. La confesión es la manifestación pública del reconocimiento hacia Cristo como el Hijo de Dios. Además de esto, Cristo quiere también el reconocimiento de su doctrina como la palabra de Dios: "Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de éste se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria, y en la del Padre, y de los santos ángeles" (Lucas 9:26). Confesar a Cristo como Hijo de Dios, y su doctrina como palabra de Dios implicaba exponerse a ser acusados de blasfemia y por lo menos a ser expulsados de las sinagogas de los judíos, si no es que a ser apedreados o encarcelados para ser sentenciados a muerte. Sin embargo Cristo puso el ejemplo de cómo se debe confesar la fe sin importar las consecuencias. "¿Al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy?" (Juan 10:36). "El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió" (Juan 14:24). Ver también: (Juan 3:32-34; 5:19; 6:38-40; 7:16; 7:28; 7:29; 8:28; 8:38; 8:40; 12:49; 17:8). Cristo confesó públicamente ser el Hijo de Dios y que su doctrina eran palabras de Dios, por lo cual los judíos lo acusaron de blasfemia y lo condenaron a muerte: "Los judíos le respondieron: Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios" (Juan 19:7). Cuando una persona siente temor de confesar su fe en Cristo públicamente, debe recordar que Cristo ya puso el ejemplo y que él espera que todos los que crean en él lo imiten: "Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús" (Hebreos 3:1).
Cristo participó de arrepentimiento al venir a Juan para ser bautizado en el Jordán. "Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo" (Hechos 2:38). Una parte importante de la predicación del evangelio de Cristo, es un llamado al arrepentimiento, y como estamos viendo, Cristo pone el ejemplo en el cumplimiento de todos estos puntos. La predicación del Juan el bautista, era un llamado al bautismo de arrepentimiento: "Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados" (Marcos 1:4). Cristo no necesitaba arrepentimiento en el sentido que todos los hombres lo necesitamos, sin embargo como él mismo lo expresa, era necesario para cumplir con toda justicia. Muchas personas en nuestros días piensan que no tienen nada de qué arrepentirse, sin embargo Dios manda a todos los hombres que se arrepientan: "Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan" (Hechos 17:30). ¿Quién podrá ser exceptuado de esto, si Cristo no se exceptuó a sí mismo?
Cristo participó del bautismo: "El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado" (Marcos 16:16). "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo" (Mateo 28:19). Algunos grupos religiosos objetan la importancia del bautismo como no necesario para la salvación, sin embargo el ejemplo de Cristo nos indica que nadie puede considerarse como exceptuado de cumplir con todo lo ordenado por Dios: "Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó (Mateo 3:13-15). Si Cristo se sometió al bautismo para cumplir con toda justicia, ¿por qué algunos no quieren someterse a este mandamiento de Cristo? O ¿por qué algunos enseñan que el bautismo no es necesario para la salvación? ¿Cual es el ejemplo bíblico que están siguiendo? Quiero aprovechar la oportunidad para llamar su atención a las cosas maravillosas que hubieran dejado de suceder si Cristo decide que no necesitaba ser bautizado por Juan: "Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia" (Mateo 3:16-17). Todo esto aconteció inmediatamente después del bautismo de Jesús: los cielos le fueron abiertos, para que pudiera entrar y salir por haber cumplido con toda justicia delante de Dios. Recibió Espíritu Santo que descendió en forma de paloma. Fue confesado por Dios como su Hijo amado. No puedo terminar este punto sin mencionar las cosas maravillosas que pasan después que uno es bautizado: Se recibe el don del Espíritu Santo (Hechos 2:39). Son lavados los pecados, (Hechos 22:16). Es resucitado con Cristo (Colosenses 2:12) y en culminación de todo esto, se es salvo (Marcos 16:16).
Cristo aborrece a padre y madre: "Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo" (Lucas 14:26). Tal vez esto sea un punto de lo más difícil de comprender y de llevar a la práctica también. Sin embargo en esto también tenemos que imitar a Cristo. "Él entonces respondiendo, les dijo: Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios, y la hacen" (Lucas 8:21). Aborrecer, en este caso, es un término relativo. No significa odiar sino amar menos que. En este caso significa amar padre y madre menos que: a Dios, a Cristo, al reino de Dios etc. "El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí" (Mateo 10:37).
Cristo deja todo lo que tiene por causa de la obediencia a la voluntad de Dios.
"Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme" (Mateo 19:21). Alguien puede pensar que en este punto Jesús no podía ser un ejemplo a seguir, sin embargo, no hay nadie que haya dejado más que Jesús para poder cumplir con lo que le fue encomendado por Dios: "Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos" (2 Corintios 8:9). ¿Quién podrá sobrepasar ese acto del Hijo de Dios, de vender todo lo que tiene y darlo a los pobres? ¿Podremos seguir el ejemplo de Jesús? ¿podremos quitar la atención de las cosas materiales para seguir a Cristo? "No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan" (Mateo 6:19-20). "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz" (Filipenses 2:5-8).
Cristo es fiel hasta la muerte: "No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida" (Apocalipsis 2:10). Hasta la muerte, es un término que implica ser fiel todo el tiempo de la vida y también ser fiel aunque esto signifique tener que morir por causa de la fidelidad. La tendencia natural de las personas es la de tratar de salvar la integridad física y la vida por todos los medios posibles, sin embargo Cristo sabía que su deber era morir para así cumplir con la obediencia a la voluntad de Dios, y lo hizo. Podemos ver esta determinación cuando el apóstol Pedro trató de disuadirlo de ir a Jerusalén para ser crucificado: "Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres" (Mateo 16:22-23).
Queridos hermanos y amigos lectores: Hay muchos otros aspectos en que Cristo es nuestro ejemplo, necesitamos buscarlo y seguirlo como el camino la verdad y la vida. Si queremos ir al Padre, necesitamos seguirlo como nuestro ejemplo perfecto


 POR : CARLOS BENAVIDES 

Ibarra - Ecuador

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